A QuemaLengua | Miércoles 4 de junio del 2025
Con una baja participación ciudadana de entre el 12 y 13%, según datos oficiales del INE, este 1 de junio se llevó a cabo la polémica elección judicial, comicios que se vieron empañados por la poca afluencia de ciudadanos, casillas vacías y desorganización generalizada.
Esto significa que el nivel de abstencionismo de la ciudadanía en esta primera elección judicial será de hasta el 86%. Una cifra demoledora que debería provocar más que una ceja levantada: debería ser señal de alarma.
La muestra aprobada por el Consejo General del INE fue de 1,644 casillas, suficientes para estimar con claridad lo que muchos ya habían intuido: México votó, pero por no participar.
¿Por qué no votaron?
Las razones son tan variadas como graves:
- 21% dudan de la legitimidad de la votación.
- 18% dijeron: “no me importan estas elecciones”.
- 15% admitieron no tener información suficiente para votar de forma informada.
- 8% rechazan la reforma judicial de origen.
- 8% desconfían de que su voto se respete.
- 6% dijeron no tener tiempo o tener asuntos personales.
- 2% ni siquiera sabían dónde votar.
- 2% dijeron que no los llevaron.
Candidatos invisibles, decisiones ciegas
Y aquí viene el problema central: nadie sabía quiénes eran los candidatos, cuál era su historial, mucho menos si estaban ligados a partidos, familias políticas o intereses. Era como participar en una rifa sin saber qué se está sorteando… o para quién se está acomodando.
Se trataba de una elección trascendental, en teoría: por primera vez, la ciudadanía decidiría sobre perfiles del Poder Judicial. Pero ¿cómo se puede ejercer un voto libre e informado si ni siquiera hay información? Lo que debería haber sido un ejercicio de democracia participativa terminó en una simulación adornada con urnas vacías y casillas solas.
¿Quién gana con una ciudadanía ausente?
Las élites, los de siempre. Los que ya saben jugar este ajedrez con piezas marcadas. Cuando el pueblo no vota, el poder no se redistribuye: se reafirma. Por eso estas cifras no solo retratan apatía, también reflejan un sistema que no conecta con su gente y un proceso que no supo, no quiso o no pudo explicar su importancia.
Ya te enchilaste, ¿o todavía aguantas otra mordida?












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