El Bar Aloha de Tijuana es un establecimiento que ha dejado una huella significativa en la vida nocturna y la historia cultural de la ciudad. Fundado en la década de 1950, el bar se convirtió rápidamente en uno de los lugares más icónicos de Tijuana, conocido por su ambiente tropical y su oferta de entretenimiento.

Origen y Primeros Años: El Bar Aloha abrió sus puertas durante una época en la que Tijuana comenzaba a consolidarse como un destino turístico popular para los estadounidenses, especialmente debido a su proximidad con la frontera y las leyes más relajadas en cuanto a la venta de alcohol. El nombre «Aloha» y la temática hawaiana del bar estaban destinados a evocar un sentimiento de exotismo y escapismo, atrayendo a turistas en busca de diversión y entretenimiento.

Ambiente y Atracciones: El interior del bar estaba decorado con elementos tropicales como bambú, palmeras artificiales y luces tenues que creaban una atmósfera acogedora y distintiva. Era común encontrar música en vivo, con bandas que tocaban una mezcla de música tropical, jazz y rock and roll, lo que contribuía a un ambiente festivo y animado. Además, el bar ofrecía una variedad de cócteles exóticos, incluyendo su famoso Mai Tai, que se convirtió en una bebida emblemática del lugar.

Impacto Cultural: El Bar Aloha no solo fue un punto de encuentro para turistas, sino que también desempeñó un papel importante en la vida social de los residentes de Tijuana. Durante las décadas de 1960 y 1970, el bar fue testigo de numerosos eventos y celebraciones, convirtiéndose en un lugar donde se entremezclaban diferentes culturas y estilos de vida. Muchos artistas y músicos locales encontraron en el Aloha un espacio para expresar su talento y conectarse con el público.

Declive y Cierre: Con el paso de los años, la escena de entretenimiento en Tijuana cambió, y el Bar Aloha, como muchos otros establecimientos históricos, enfrentó desafíos. La competencia de nuevos bares y discotecas, junto con cambios en las tendencias turísticas, llevaron a una disminución en su popularidad. A pesar de los esfuerzos por revitalizar el lugar, el Bar Aloha eventualmente cerró sus puertas.

Legado: Aunque el Bar Aloha ya no existe, su legado perdura en la memoria colectiva de aquellos que lo visitaron y disfrutaron de su ambiente único. Su influencia puede aún sentirse en la cultura de Tijuana, especialmente en la manera en que los bares y clubes actuales buscan crear ambientes temáticos y ofrecer experiencias memorables a sus clientes.

En resumen, el Bar Aloha de Tijuana es recordado como un símbolo de la era dorada del entretenimiento en la ciudad, un lugar que encapsuló la esencia del espíritu festivo y la diversidad cultural de Tijuana en su apogeo.

La leyenda dice que en el Bar Aloha, una mujer bailó con el diablo…

Dentro de las leyendas urbanas que existen en Tijuana, una de las más populares es aquella que trata sobre una mujer que bailó con el diablo. Existen diferentes versiones en las que se cuenta que durante la semana santa de hace 25 años, una muchacha muy atractiva decidió salir a divertirse por su cuenta, pues pertenecía a una familia reprimida. La chica ingresó al bar Aloha, ubicado en Av. Revolución entre calle Segunda y Tercera, y declaró que para divertirse bailaría hasta con el mismísimo diablo de ser necesario, queriendo salir de su aburrimiento. Otra versión índica que la muchacha trabajaba como fichera en el área y sólo se encontraba tomando unos tragos para para “pasar el rato”.

Durante ese día, se dice que el clima experimentó cambios inusuales, tales como el oscurecimiento del cielo, el aumento del oleaje en Playas de Tijuana, así como un pequeño incendio dentro del mismo bar como símbolo de la aceptación del diablo a la petición de la muchacha. Se dice que poco después del fuego un hombre muy apuesto ingresó al bar captando la atención de quienes se encontraban dentro, en especial de las mujeres. De inmediato dicho hombre entabló conversación con la mujer en cuestión. Después de pasar un rato ameno él la invitó a bailar, ingresaron a la pista de baile en donde después de un momento comenzaron a girar, dando cada vez vueltas más veloces. Al bajar la vista hacía el piso, ella se percató de que el hombre ya no tenía pies de humano sino pezuñas de chivo muy peludas y su cara se había transformado en la de un diablo, mientras tanto la multitud notó que del piso salía humo por la rapidez de los giros. Se elevaron del suelo y la muchacha notó con terror que estaban flotando en el aire, finalmente la mujer terminó consumida en una bola de fuego, siendo así como el diablo reclamó su alma. En años posteriores el bar Aloha se puso en venta y hasta hace poco fue derrumbado.

Esta leyenda aparece en el libro de Sor Abeja Leyendas de Tijuana.

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